Seguramente fue culpa del año nuevo que yo me pusiera a husmear en mis papeles. Es un hecho que el año nuevo es culpable de muchas cosas (como mi lista de propósitos posteada abajo), mi repentina necesidad de reorganizar mis archivos (lo que inmediatamente resultó en la perdidida de varios) y mi nueva determinación por ponerme a escribir, (de verdad a escribir). Que fue en verdad el motivo por el que husmeaba en mis papeles, quería revisar los proyectos, cuentos y salidas en falso que tengo y ver si podía construir algo con ello o mejor tirarlo a la basura. Los resultados generales de semejante exploración no son relevantes ahora. Tan sólo nos interesa un resultado específico. Una carta a mi madre.
Claudia siempre decía que envidiaba como podía hablar con mi madre, y es cierto que yo siempre me he sentido sumamente afortunada de tener una conexión intelectual con ella. Es decir que la quiero porque es mi madre, pero la admiro porque es la persona más admirable que conozco (si ustedes la conocieran la admirarían también). Pero Claudia podía hablar con su mamá de cosas que yo nunca podré hablar con la mía. Por ejemplo de mis miedos porque eso significaría admitir frente a mi heroe que los tengo. O de mis amores, porque eso no sólo sería admitir que los he tenido sino que me importan.
Pero no le escribí una carta, el texto que me encontré hoy es un fragmento de un proyecto mayor (que me han rechazado en la fundación de letras mexicanas tres veces). Sólo que no lo recordaba, es sobre mis novios, o ex novios o amantes o ex amantes o como se diga, pero sobre todo es sobre mi madre, y todas las cosas que nunca le he dicho
(y que nunca le diré pero que en mi interior pensaba me aliviaria compartirle)
...
Siempre que me veo en esta situación me dan ganas de decir. No se porque de pronto tengo la certeza de que decírselo me hará sentir mejor, luego lo pienso y sé a ciencia cierta que lo que ella tuviera que decir en realidad me haría sentir peor y me detengo, a veces a punto de iniciar la frase, pero no se, cuando lo pienso, me gustaría.
Me gustaría decirle que Victor y yo ya no somos amigos porque yo confundí besos con promesas, que me gustaba llegar temprano a clases de francés para ver a Stephane, el hijo de la maestra, que por eso no me gustaba que fueras a recogerme a la Alianza Francesa. Me gustaría decirle de los besos en el camellón. Que el troll se fue a perseguir la revolución más que a lucharla y que en el camino se encontró una revolucionaria a su gusto y no volví a verlo. Que Nefta era celoso y que aunque al principio me divertía torturándolo, sus celos y mi malicia minaron y destruyeron la relación. Me gustaría decirle que cogí con Miguel, (si es que así se llamaba) que estaba borracha y que me arrepiento. Pero que no se ponga triste porque a mi ya no me ponen triste esas cosas. Me gustaría decirle que Luis me presionaba para acostarme con él tanto como me motivaba a escribir, a madurar, a encontrarme a mi misma y que muy a su pesar logró todo menos lo primero y que muy a pesar del dolor se lo agradezco.
Hablarle de Cristián (si, con acento en la "a") y contarle como creer que iba a ser su novia me salvó la vida en un momento y darme cuenta que no, me hizo querer quitármela. Decirle que Germán es la mejor persona del mundo y que yo no me lo merezco y que yo se que ella cree que es al revés pero se equivoca y que él ahora me odia y duele, pero sobre todo me duele todo el daño que le hize, (si por algo me he de ir al infierno...)
Que me acuesto con un amigo del que repetidamente me he enamorado y que repetidamente me ha hecho arrepentirme, pero que le sigo permitiendo la entrada a mi cama por una especie de temor a las posibilidades. Que a pesar de todos estos nombres me abruma la soledad. ¡Hablarle del poeta! y de cómo sus ojos y sus labios me convencieron, sus ojos y sus labios que eran tan falsos como su poesía plagiaria. Que cómo sus promesas eran mentiras que yo tenía 16 años y lloré todas las noches durante meses . Decirle cuantos maltratos he permitido a estos hombres y cuantos maltratos me he permitido yo, sin temor a su reproche y a su sapiencia feminista. Contarle cada una de todas las anécdotas que ellos ya saben, pero sin que se enoje y que mucho menos se ponga triste porque yo ya no me pongo triste
por estas cosas.
jueves, 1 de enero de 2009
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6 comentarios:
(!)Sin comentarios
Empieza a aterrarme lo mucho que me afecta leerla... y lo mucho que me gusta que me afecte.
Un abrazo.
escribe..escribe !!!
Anda pues. Hemos estado allí, y por acá seguiremos. Un abrazo!
Sigue escribiendo... por un lado no encuentro que decir, y por otro quiero decir mucho. Recordé la primera vez que decidí escribir, luego de mucho tiempo de negarme a ello...
Muchos saludos Queers!!!
a escribir pues!!
me cito a mi mismo:
ESCRIBE!!!! ESCRIBE !!!!!!
jejej ahor amàs energico ;)
yaaa extraño los sandwiches de papas !!!!!
=(
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