sábado, 21 de febrero de 2009

Y aunque me acusen de femino-fascista

inspiramos poesía en bares asquerosos
Besamos en la boca
y le dimos de mamar, de nuestros pechos rabiosamente igualitarios
a toda la sociedad de los
poetas-muertos-de-borrachos
Elizabeth Neira


Confieso que yo también.
Que a mi también
me pueden los poetas.
Que si bien nunca fui musa
siempre fui mecenas
de sus bocas hambrientas
salivantes.

No fue uno
sino muchos.
Recuerdo al primero
su manera de decir “Basta”
Lamento al último
que no habrá de ser el último
su torpe silencio.

Pero no recuerdo el número
que dejé penetrarme a cambio
del injusto trueque
de penetrarle a él.
Pensaba que en el interior
había un corazón tintero
que poder exprimir en mi mano
y embarrarme los dedos.

Quería bañarme las manos
de tinta negra
y recargarlas
en todos los pechos
de todos los poetas
que vivieron en mi casa
que caminaron en mi calle
que nunca me hicieron un poema
nunca

5 comentarios:

Crispy dijo...

wórales

A mi me escribieron un poema y u cuento del episodio del taxi, donde mi entonces novio golpeaba "brutalmente" a mi atacante... en sentido literario claro está, ya parece que la nena se va a maltratar las uñas...

por lo demás no creo que me hayan escrito un poema, dedicado canciones si, pero poemas no...

Diana dijo...

Duelen las coincidencias, pero creo que este verso resume lo que las mujeres (al menos la literatas) realmente queremos:

Pero no recuerdo el número
que dejé penetrarme a cambio
del injusto intercambio
de penetrarle a él.

Ouch!

ésa que no soy yo dijo...

Hermoso.

Cualquier cosa que pueda decir al respecto estoy segura de que ya la sabes...

Soma dijo...

Excelente, cielo. Es un poema llegador y descarnado...

Ochoa dijo...
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