jueves, 20 de junio de 2013

El viaje solitario

Escuchar cantar a David Byrne me llena, tanto como me perfora, el corazón. No se que extraña virtud sea esa, y no se si atriburila a las habilidades de Byrne como cantante, o a las de mi corazón como cuenco.

Leerlo me causa lo mismo. Porque si, el señor, no contento con ser cantante, compositor, artista multimedia (sea lo que signifique) y activista, también escribe. Yo no sabía eso hasta el pasado Día del niño (si del niño), porque mi hermana mayor me regaló el  libro de "Diarios de Bicicleta", en el que Byrne justamente describe sus andanzas ciclistas en varias ciudades de Estados Unidos y capitales de Europa.

La primera conclusión a la que llegué a las pocas páginas, es que envidio con toda clase de amargura la vida de Byrne (aunque para despertar mi envidia no hace falta más que la foto de un pay en facebook). Pero es que ese señor vive las maravillas del cliché del artista, del rockstar y del sueño americano combinados todos en uno y encima anda en bicicleta por el mundo con la mochila al hombro y la brisa acariciándole el cabello y todo el numerito.

Interrumpo aquí para decir que en caso de que haya dejado de notarse: Yo Amo A David Byrne (pero ya me han dicho antes que tengo extrañas maneras de demostrar amor).

La segunda cosa que noté me tomó más tiempo y más lectura. No se si estaba más concentrada o fue una de esas revelaciones que llegan como un soplo de viento, pero ayer que leia en mi cama me cayó el veinte
David Byrne siempre está solo...
El viaje del ciclista, esencialmente, es un recorrido solitario

Esa es la impresión que me dejó su diario de reflexiones ciclicas, que entre trabajo y trabajo y gira y gira y cita y cita David Byrne pasa mucho tiempo solo. Y me regresé a ver los agradecimientos, que ya había leído antes, y en los que clarito menciona a su novia Cindy quien le hizo comentarios a sus textos y lo acompañó en 'algunos viajes', y a demás en el libro habla de amigos, socios, colegas y otra gente que lo acompaña en sus tours, o a la que es él quien visita. Pero la cosa es que este libro es el resultado de horas de soledad. De fascinante soledad. De refrescante soledad, en la que nadie dicta el recorrido, (y la necesidad de compartirlo queda quizás solventada al escribirlo). Ese libro es posible gracias a la libertad de pensamiento que solo surge cuando nos negamos a los otros y de los otros.

En un momento, el cantante se despierta en su autobús de gira en una gasolinera en la frontera con Canadá y (como cualquiera de nosotros haría) se sube a su bicicleta y pedalea hasta llegar a las cataratas del Niágara. Y leyendo eso, llegue a la conclusión de que David Byrne tamién es un Shandy, esas criaturas que llevan a la vez nombre de cerveza y de personaje literario, y que Vila-Mata define como 'nómadas capaces de funcionar como una maquina soltera'.Esos seres musicales capaces de hacer arte portátil y de ser portátiles ellos mismos.

Y entonces pensé en mi (porque claro que este post se trata de mi, como todos los posts de este blog, no se confundan, ¿o de verdad creían que me iba a poner a hacer una reseña del libro?)

pero bueno, les decía
Entonces pensé en mi y en mi bicicleta (que se llama 30-30 como el caballo del vaquero itnergaláctico Bravestar) y en como si bien andar en bici ha sido en muchas ocasiones una actividad compartida:

* Germán jugando a Ben-Hur con las ruedas de la bicicleta, gritando "Romanoooos" tratando de tirarme en l terracería camino a casa de mis papás

* Los domingos en Reforma con Emilio, hacia la villa, o el centro, o mis intentos fallidos de hacer el ciclotón completo, en lo que él decidió llamar 'Las crónicas ciclotónicas'

* Ricardo cayéndose en cámara lenta en el Monumento a la Revolución después de tomarnos unas 'lagartijas' en lo que me tomaré la libertad de llamar ahora 'nuestra cantina'

* Mi papá diciéndome que no baje el pie, que no me caigo, que el equilibrio... mi papá cargando mi bicicleta azul de cuando era niña en la que, luego de mi, una generación entera ha aprendido a andar en bici... mi papá y, de no ser por él, de niña yo sólo habría leído y que horrible hubiera sido eso...mi papá diciéndome que el equilibrio y la bicicleta
...
Si bien andar en bici ha sido en muchas ocasiones una actividad compartida, siempre he pensado que su único defecto como medio de transporte (no como medio recreativo, como medio de transporte) es que no es una actividad social, a diferencia del car pool o el transprote colectivo, en la que estamos obligados a la convivencia (quizás no lo estoy viendo bien y este defecto sea más bien una virtud).

Y me acuerdo de una vez en que íbamos todos en el carro de Cristián 'la pelirroja' (ese era el apodo del auto no de Cristián) y cantábamos a los Doors, y pienso en todo lo social que tiene este acto, escuchar música en un sitio confinado, y en como en la bicicleta esto sería imposible. Ya violeta me ha regañado varias veces por usar audífonos mientras ruedo.
-¿Tu no escuchas música cuando vas en carro?
- Cuando voy en carro yo no soy mi propia carrocería

Pero ha sido así, con mis audífonos y en soledad, que he recorrido la calle que une Universidad con Revolución donde las jacarandas riegan el suelo hasta hacer una alfombra morada y donde he cantado a gritos 'Dont stop me now' frente a un semáforo ambar bajo la lluvia.

El del ciclista es, esencialmente, un viaje solitario 'introspectivo' le dice Byrne, y si, (juro que ya lo había pensado antes de que Byrne lo escribiera) es un recorrido por los recovecos de nuestra mente a través de los vericuetos de la ciudad. Una raza invisible (más visible y más abundante de un par de años para acá), el ciclista es, en toda la extensión,de la palabra, una 'máquina soltera', un viajero solitario, un poco intruso y un poco forajido, ¡un forajido les digo!... ninguna moda podrá quitarnos eso






sábado, 1 de junio de 2013

Inventario brevisimo

Erik era mitad gringo y nos gustaba a todas. Pero a mi más. A él le gustaba la niña mitad francesa del salón y yo no entendía porque no podía gustarle yo que total era mitad rusa. La mujer con la que se casó es una de las pocas a las que consideré excepcionales en el pueblo, pero también ellos se divorciaron y hace muchos años que no escucho ni sus nombres. Luego estuvo Jorge, y sus ojos no pueden ser ni remotamente tan bellos como yo los recuerdo pero no me importa. Le dije que me gustaba más de una vez y siempre como si cualquier cosa, como si pásame la sal, como si que le dijo una avioneta a otra avioneta. Pensaba que eso me separaba de las demás niñas. Pero a él no le tengo reclamos, él me enseñó a Olallo Rubio y a Fernando Delgadillo. También me quiso enseñar a Dios. En la secundaria fue Jesús que iba conmigo en el transporte de la escuela y siempre decía lo que pensaba. Era voluntario en la cruz roja y yo iba todos los años al desfile que hacían en el pueblo el 15 de septiembre, solo para verlo. No me rompió el corazón que fuera una jotaza irredenta, sino que el supiera que me gustaba por voz de una supuesta amiga, y se riera de su hazaña debajo de las gradas con los de la prepa. En MI prepa me enamoré intermitentemente de Pablo y Alois que más de una vez fueron en mi mente la misma persona. En la universidad el primero fue Cristian, Cristian y su estúpido gorrito y sus demasiados puntos suspensivos. Fue una mala idea Cristián.

Y hoy, hoy primero de junio del 2013 estoy otra vez soberanamente jodida
y no hay a donde escapar