sábado, 1 de junio de 2013

Inventario brevisimo

Erik era mitad gringo y nos gustaba a todas. Pero a mi más. A él le gustaba la niña mitad francesa del salón y yo no entendía porque no podía gustarle yo que total era mitad rusa. La mujer con la que se casó es una de las pocas a las que consideré excepcionales en el pueblo, pero también ellos se divorciaron y hace muchos años que no escucho ni sus nombres. Luego estuvo Jorge, y sus ojos no pueden ser ni remotamente tan bellos como yo los recuerdo pero no me importa. Le dije que me gustaba más de una vez y siempre como si cualquier cosa, como si pásame la sal, como si que le dijo una avioneta a otra avioneta. Pensaba que eso me separaba de las demás niñas. Pero a él no le tengo reclamos, él me enseñó a Olallo Rubio y a Fernando Delgadillo. También me quiso enseñar a Dios. En la secundaria fue Jesús que iba conmigo en el transporte de la escuela y siempre decía lo que pensaba. Era voluntario en la cruz roja y yo iba todos los años al desfile que hacían en el pueblo el 15 de septiembre, solo para verlo. No me rompió el corazón que fuera una jotaza irredenta, sino que el supiera que me gustaba por voz de una supuesta amiga, y se riera de su hazaña debajo de las gradas con los de la prepa. En MI prepa me enamoré intermitentemente de Pablo y Alois que más de una vez fueron en mi mente la misma persona. En la universidad el primero fue Cristian, Cristian y su estúpido gorrito y sus demasiados puntos suspensivos. Fue una mala idea Cristián.

Y hoy, hoy primero de junio del 2013 estoy otra vez soberanamente jodida
y no hay a donde escapar

1 comentario:

CATAFICCIA dijo...

Esos amores de adolescente, creo que son los que nunca te dejan en paz, aunque pensándolo bien, creo que ninguno te deja en paz