sábado, 22 de agosto de 2009

desvario

Dice Fadanelli que "la única persona con la que uno debería unirse para siempre habita en un suburbio de Tailandia" y ese recordatorio fue un escupitajo en el rostro, pero eso me gano por andar leyendo a Fadanelli y sobre todo por dejar que se me olvide.

Por cierto que me encontré a Fadanelli en un velorio y hasta se acordó de mi.
Ventajas de medir dos metros y tener un nombre imposible:

1) Que uno de los escritores más drogadictos y famosos de México se acuerde de una en un velorio (claro, para eso primero tiene una que haberlo conocido en circunstancias más o menos normales, digamos un partido de soccer)

2) Que las ex novias de los novios y ex novios no se quieran meter con una

3) ninguna otra

El velorio era del pariente de un amigo (al parecer tengo amigos en común con Fadanelli, parientes no que yo sepa) Pero bueno, no estaba leyendo "Educar a los topos" el día que me encontré al autor y sin embargo no podía ser más oportuno el libro que abro apenas unos días más tarde y que empieza más o menos con un velorio y un cofre dorado
empezar empieza con un reloj
y yo no he parado de ver el mío
el de la esquina inferior izquierda de la computadora
(hoy amanecí muy consciente de las horas)
o no había podido dejar de hacerlo hasta que Fadanelli (bueno, su novela) me recordó aquello de Tailandia y las almas gemelas que no existen
y yo que a sabiendas de semejante cosa me sigo acostando con desconocidos
me reprocho en silencio mi ignorancia
y leo un libro en cuyo final no te encuentras

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