jueves, 8 de agosto de 2013

Visit Sayulita III

Bitácora del Capitán. Día 3.

Sayulita es mejor en las mañanas, hay mas ruido y más cosas que hacer. En las noches la gente parece tener prisa de guardarse y los locales cierran temprano, aunque quizás eso cambie ya avanzada la semana.

Estoy leyendo un libro que empecé hace 10 años exactamente y que abandone hace 9 años 11 meses y 3 semanas. Ahora, esos 9 años 11 meses y 3 semanas no dejan de aparecer aleatoriamente en mi mente como si hubiera un mensaje cifrado en ellos que no alcancé a entender. En el libro, en todo caso, no viene el código.

Después de un masaje me prohibieron salir a la playa (que es lo único que se puede hacer aquí). Así que regrese a mi hotel a dormir un sueño de belleza embarrada de aceites que me prohibieron quitarme (maravillosas prohibiciones de las vacaciones). Dormí horas y horas. Tengo que dejar de soñar estos sueños.

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El mes está por terminar y no recibo la llamada que cambiará mi vida. Hace diez años fui al mar con el mismo libro tropical bajo el brazo y tras unos días allí, ya había decidido quedarme para siempre (ya hasta tenía empleo y asilo). Pero precisamente una llamada me avisó que mi papá había tenido un accidente. En vista de que mi decisión le importó un comino a la realidad emprendí el regreso.

Ese verano (lo he dicho antes) viaje al mar esperando cambiar mi vida, pero la vida ya tenía planeado cambiar para mi de todos modos, de regreso en la ciudad. Uno supondría que aprendí mi lección. Pero no, héme aquí, en el mar, leyendo el mismo libro, esperando que una llamada me cambie la vida
y creyendo, de algún modo, que esta vez, será para bien.

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