lunes, 19 de agosto de 2013

Visit Sayulita V

Bitácora del Capitán. Día 5.

El yoga en el calor es diferente y me gusta. Me siento más flexible aunque menos resitente (unas por otras I guess). Hoy me salió una postura que nunca había podido hacer, y después de eso pude repetirla una y otra vez como si me hubiera sido natural siempre. Dediqué la práctica de hoy igual que hice con mis meditaciones en el retiro con el Centro Budista. Me siento bien y huelo a peras, pero no deja de llover desde la madrugada y eso no me gusta nada. (Sigo esperando la buena noticia)


Un instructor de surf y remo (el menos agraciado de todos) me llevó a una bahía apartada donde no había nada más que piedras y pelícanos y después de decirme que soy bonita con el menor ingenio o tacto posibles me prometió amarme y cuidarme hasta la vejez. Me dieron ganas de creerle aunque fuera feo, pero sobre todo me dieron ganas de que cualquier otro de los instructores me dijera la misma mentira. 


Se me ocurrió un cuento, acerca de un pueblo (muy parecido a este) donde el verdadero negocio y el verdadero atractivo turístico fuera que los más sensuales surfistas sedujeran a las gringas promedio, claro, -sin que éstas supieran que todo era una estrategia mercantil- para que así se corriera la voz de que ese pueblo (muy parecido a este y quizás con el mismo nombre) era un lugar para enamorarse y mujeres de todo el globo vinieran con la esperanza de ser seducidas por un hombre marcado como mapa y dorado como pez. Y el sueño se cumpliría siempre  y el turismo seguiría  llegando y el dinero seguiría entrando y el rumor se seguiría esparciendo y Sayulita (que se llamara el pueblo) sería la tierra del amor disfrazado de fraude. 


Habría que rotar a los surfistas edecarnes para evitar encuentros incómodos o intentos de segundas visitas que concidieran con una nueva clientela y sobre todo para evitar el desgaste, porque  enamorar y enamorarse cada vez, sería tarea difícil. Pero bien llevado y con una matrona organizada a cargo, todo podría salir muy bien (quizás lo que se me ocurrió no fue un cuento, sino una empresa) 


El sol no sale, pero creo que nadaré de todos modos. 

1 comentario:

FradNand dijo...

Avísame el día que eches a andar el negocio... te aseguro que seré un cliente asiduo.